Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta. A los que escogieron el de treinta les puso una "C", sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas. A los que escogieron el de cuarenta les puso una "B", aun cuando más de la mitad de las respuestas estuvieran mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una "A", aunque se hubieran equivocado en casi todas.
Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó: "Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto".
Cuando le apuntamos a lo alto, estamos más cerca de nuestros sueños que si nos conformamos con pequeños objetivos.
Contribución de Maythem Saltos Haón, Club Rotarac Guayaquil Occidente, distrito 4400. Ecuador, 8 de septiembre de 2000.
Extraido del libro "La culpa es de la vaca"
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